Nativos digitales

 

NATIVOS DIGITALES

Hace algunos años que ciertos profesionales de la psicología, sociología y pedagogía, amén de otras disciplinas relacionadas con el mundo de la educación, vienen exponiendo, como conclusiones evidentes de estudios diversos, que los alumnos que pueblan nuestras aulas en la actualidad son radicalmente distintos en muchos aspectos si los comparamos con aquellos de hace dos, tres o cuatro décadas. Y en efecto lo son, distintos, diferentes, diversos, lo cual no quiere decir mejores o peores, más o menos preparados o inteligentes, simplemente distintos. Dado que son distintos y tienen otras características, también se demanda una actualización de las técnicas pedagógicas utilizadas por los docentes, así como innovar en el aula para hacer nuestras clases más amenas, atractivas y funcionales.

A los jóvenes de este tiempo se los ha bautizado con el nombre de “Generación Y”. Una nueva generación cuyas señas de identidad se relacionan más con lo inmediato, el impulso, la imagen, el estímulo-respuesta y sobre todo por tener altamente desarrolladas sus destrezas en el manejo de las TIC. Claro, por algo se les llama “nativos digitales”. Ya nadie se sorprende al comprobar que cualquier niño/a de esta generación sea capaz de manejar a la perfección, desde muy corta edad, un mando a distancia, cualquier video-juego, ordenadores, tablets, reproductores de todo tipo, con botones o táctiles y sobre todo su móvil, un Smartphone con muchas aplicaciones que cada vez más pronto ponemos en las manos de nuestros preadolescentes. Un aparato que en su origen era un teléfono sin cable que se usaba para llamar a la gente y comunicarse oralmente. Hoy en día se usa para mil cosas, pero casi nunca para llamar y hablar con alguien. Hacer fotos, entrar en las redes sociales, enviar mensajes escritos o de voz etc…

Pues esto, en mi opinión, lejos de mejorarnos como seres humanos que tenemos necesidades comunicativas, nos está empobreciendo cultural y humanamente. Digo nos porque no me refiero solo a nuestros jóvenes en edad de formarse, aprender y educarse en valores positivos, sino también a los adultos que deberíamos dar ejemplo y marcar las directrices de por dónde queremos que vayan nuestros hijos y nuestros alumnos, los adultos de mañana. ¿Lo estamos haciendo? Pues, habrá excepciones pero honestamente creo que no. Así pues, una escena como la que podemos apreciar en la foto, triste donde las haya, no es imputable al impulso momentáneo, a lo pasajero o a una moda efímera. Es imputable a todos nosotros, a los que deberíamos ser el espejo donde se miraran nuestros jóvenes, a esta sociedad, a la fuerza de la publicidad y de los medios de comunicación.

Mi reflexión es la siguiente: O hacemos algo para detener esta tendencia que se antoja irrefrenable, o no solo la “Noche de Ronda” de Rembrandt que aparece en la foto caerá en el absoluto desinterés de esta generación y las siguientes, sino también todo aquello que huela a antiguo ,a no actual, en definitiva a cultura en el más amplio sentido de la palabra. Y que conste que yo no estoy contra el progreso tecnológico y el fomento de la comunicación entre iguales por todas las vías posibles, pero todo en su justa medida y sin descuidar la formación para el desarrollo integral de la persona, esto es, lo humano, lo social, lo intelectual y lo espiritual, que  es o debería ser, en esencia. el fin primero.

 

Francisco Clemente Belmonte

Profesor ESO

Colegio La Presentación de Baza

 

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