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¡Ya vienen los Reyes Magos!

En el capítulo dos, versículos 1-12, del Evangelio de San Mateo, se narra el

camino que hicieron tres ‘magos’ (denominados así porque en aquella época

se conocía como ‘magos’ a los ‘sabios’ o astrónomos) que fueron siguiendo

una estrella hasta llegar a Belén.

Allí visitaron y ofrecieron tres regalos al recién nacido Jesús: oro, incienso

y mirra. Aunque las escrituras no explican de dónde procedían los tres

reyes, todo indica que vinieron desde Babilonia o Persia, lugar en el que los

magos tenían una gran influencia.

Todos los años, semanas antes de la llegada de la Navidad, los niños

empiezan a pensar en los regalos que desean que les traigan los Tres Reyes

Magos. Es el turno de escribir la carta a los Reyes Magos, un momento de

enorme ilusión y fantasía para los más pequeños. En ella, los niños cuentan

cómo se han portado a lo largo del año y qué regalo les gustaría recibir el 6

de enero.

Cuando me paré a pensar qué podía compartir con los papás de nuestros

alumnos/as en estas fechas tan señaladas, me acordé de que con los padres

de una de mis promociones compartí un enlace en el que se puede preparar

un mensaje de video en el que salen los Tres Reyes Magos hablando con los

pequeños. Lo que me contaban los papás y las mamás que lo llevaron acabo

fue lo impactante que había sido para los niños/as que lo vieron. Me decían

que era increíble la cara de satisfacción que ponían sus hijos/as al verlo, lo

asombrados que estaban de que supieran sus nombres, sus años, los regalos

que habían pedido y de que tuvieran, incluso, una foto de ellos… Era

realmente increíble: ¡estaban hablando con los verdaderos Reyes Magos!

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«He aquí que unos magos de Oriente llegaron a Jerusalén diciendo: ¿Dónde

está el recién nacido rey de los judíos?… Y he aquí que la estrella que habían

visto en Oriente, iba delante de ellos, hasta posarse encima de donde

estaba el niño. Al ver la estrella tuvieron un gozo indecible. Entraron en la

casa y encontraron al niño con María su madre, e inclinándose le adoraron. Y

abriendo sus tesoros, le ofrecieron oro, incienso y mirra.» (Mateo 2, 1-12)

Por Enrique Javier Guardia Molino

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