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¡Al cole con alegría!

7,6 millones de alumnos se ponen en marcha en España en septiembre, según EL PAÍS.

Juegos divertidos para el primer día de clase
Niño haciendo ejercicios

Muchos de ellos presentan síndrome post-vacacional, que si bien no está considerado como una enfermedad, sí que puede dificultar con ansiedad y estrés la vuelta a la rutina.

Si entendemos la Inteligencia Emocional como la capacidad que tenemos para entender y manejar nuestras emociones con eficiencia, debemos recurrir a ella para afrontar infinidad de situaciones en nuestro día a día y también, cómo no, para abordar cada nuevo curso escolar. Como padres comprometidos, podemos trabajar la vuelta al cole de forma sencilla:

1. Hagamos de la motivación el elemento clave para iniciar el nuevo curso.

2. Bajo ningún concepto involucremos a nuestros hijos en nuestro tedio a la rutina.

3. Démosles confianza y apoyo.

4. Procuremos conocer, si las hay, las emociones negativas que a nuestros hijos les produce el inicio del nuevo curso para poder controlarlas mejor.

5. Potenciemos los aspectos positivos: amigos, juegos, conocimientos, fiestas.

6. Evitemos comentarios negativos delante de ellos acerca de los profesores, deberes, organización o situaciones escolares.

7. Supervisemos con especial interés su alimentación y descanso. Procurando un desayuno completo.

8. Cambiemos los horarios de verano de forma progresiva.

9. Despertémoslos con alegría y sin prisas, haciendo del desayuno y el desplazamiento un momento agradable para toda la familia.

10. Impliquémoslos en la compra de material y hojeemos con ellos los nuevos libros.

11. Entrenémoslos para que sean autónomos y aprendan tanto a gestionar su tiempo como a organizar sus cosas.

12. Procuremos fundamentalmente cultivar su autoestima, mencionando con más frecuencia sus fortalezas y capacidades que sus debilidades.

13. Transmitámosles ilusión con naturalidad, sin sobreactuaciones que las conviertan en fingidas.

14. Hagamos que afronten cada curso como un periodo estupendo de la vida, que sin duda conlleva actividades, horarios y hábitos diferentes a los de los meses de verano, pero que pueden ser igual de gratificantes. Se trata, sencillamente, de enseñarles a disfrutar de cada momento de su vida.

Por Antonia

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