Educar es enseñar a pensar

Educar es enseñar a pensar

La palabra adolescencia viene del latín: adolece.
Significa el que carece de lo básico.

El adolescente carece de lo fundamental, es decir, no sabe bien lo que quiere, adonde va, que quiere hacer, no sabe sobre los grandes asuntos, el amor, el trabajo, el haber ya alcanzado la personalidad.

La personalidad es donde residimos, donde nos hospedamos, la personalidad es todo lo que cada uno de nosotros somos.
Por eso la felicidad consiste en tener una personalidad donde uno se encuentra contento, en el que uno lima, pule, corrige las aristas de la forma de ser.

Tarda uno mucho tiempo en entenderse a sí mismo.
Con 16 años uno cree que lo sabe todo, y cuando cree que lo sabe todo, no sabe nada o sabe muy poco.
A medida que uno crece sabe más cosas de la vida y va dándose cuenta de lo poco que sabe.

Por eso es tan importante el educar. Educar es enseñar a pensar, a reflexionar.
La cultura es enseñar a vivir
Estas dos cosas se mezclan, se confunden.
Cultura y vida van revueltas en nuestro caminar.

Educar a una persona es convertirla en una persona que sabe que sabe, que es libre e independiente. Entusiasmarla con lo que sabe.
Entusiasmarla con lo valioso que es el saber.

En la edad de la adolescencia hay una cosa muy importante: son los modelos de identidad.
Educar es seducir por encantamiento y ejemplaridad.
Educar es meter en la cabeza de alguien lo mejor, enseñarle lo mejor, es decir lo valioso, lo que vale, lo importante.

Hoy hay muchos profesores pero pocos maestros.

El profesor explica una asignatura, explica un programa, mientras que el maestro enseña lecciones que no vienen escritas en los libros, es decir, el maestro sirve de modelo de identidad, el alumno le gustaría parecerse a su maestro.
Hay algo que descubres en él que no esta en lo que esta explicando diariamente. Esa es la clave. Sabe transmitir el cómo se es.
Su manera de ser tiene mucho peso educativo, que ligado a lo que enseña, forma, educa, es ejemplo.

En ese sentido los padres no podemos pedir que nuestros hijos hagan cosas que no vivimos nosotros, por eso educación es ejemplaridad; una ejemplaridad que necesita ser realista, no utópica.

¿Qué es ejemplaridad? Que entre la teoría y la practica hay una relación estrecha.
Es decir que seamos coherentes con nosotros mismos.
La coherencia es el puente levadizo que nos lleva al castillo de la felicidad.
Es por donde llegamos a la felicidad cuando hay coherencia.
Sin coherencia no hay felicidad.

¡Cuán importante es la coherencia!
En un mundo que nos falsificamos por el mejor postor no nos lleva a la felicidad. En el mundo lo que abunda es la incoherencia.
La coherencia nos lleva a que uno se encuentre bien consigo mismo. Que es la manera de ser feliz.

El adolescente está buscando su identidad.
La educación es fundamentalmente ejemplo de vida, lo que se pretende que sean los hijos lo tienen que ver reflejado en la vida de sus padres.
No hay cosa que forme más que ver que lo que sus padres dicen es lo que sus padres viven y hacen.
Quien muestra coherencia con lo que dice y vive es modelo a imitar, es una persona que puede exigir, es una persona feliz por lo que es y por lo que enseña.

El adolescente necesita modelos de identidad y estos modelos hoy son muy escasos.
Por otra parte la televisión, que ocupa gran parte del tiempo del adolescente, es muestrario de violencia, de sexo, programas que son una verdadera basura educativa, degradantes, que queramos o no se van metiendo en la visión de la vida.

Por otra parte tenemos familias mal estructuradas.
La familia es la primera célula de educación de la sociedad, es la base.
Los seres humanos somos como un espejo: reflejamos lo que vemos.

Vemos amor, damos amor.
Si vemos rotura, agresividad, producimos agresividad.
La vida es como un boomerang, ese aparato que se suelta y vuelve.
Lo que uno siembra, es lo que recoge.

La televisión es esclava de las malas noticias.
Porque lo bueno no es noticia.
Pero una cosa es informar y otra es la ausencia de modelos atractivos, sugerentes, que empujan a la gente joven a ser mejores.
Platón decía que la finalidad de la educación de los hijos es enseñarles a desear lo deseable.

Hay que hacer atractiva la exigencia.
Si no es así lo que vendrá es la ética del naufragio.

La ética del naufragio está llena de hipocresía, cinismo y sálvese quien pueda. Es la selva.
¡Que es todo lo contrario de una ética sustentada en valores!
Donde la verdad ocupa su lugar y donde el otro y lo que le hago al otro es tenido en cuenta.

Lo que yo le hago al otro, es importante.
Lo que yo le haga al otro, es lo que forma.
Lo que yo le haga al otro, es el modelo para ser persona, para ser coherente, para ser feliz………..y todos quieren ser felices.

Marta una señora viuda con hijos adolescentes preguntaba qué porque no hablamos algo sobre la relación con ellos.
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Es tan amplia lo que nos sugieres en tu pregunta que no sabíamos bien si dejarla así o concentrarnos en algo. Porque fíjate que a lo mejor te preocupa el aspecto de la relación religiosa o la del noviazgo o los amigos con los que salen o a lo mejor con los estudios porque la edad de la adolescencia es una edad lo más dificultosa que vive un hijo.

Como puedes ver hemos tomado tu amplia pregunta y hemos dejado así abierto a la amplitud que tu misma nos sugieres. Claro está, que creemos que tu preocupación es fundamentalmente tu propia situación de viuda y es en ese ángulo de la madre viuda que hemos tratado de hacer una pequeña reflexión.

No hay duda –estimada Marta– que la vida te ha llevado también a hacer de padre, además de madre. Es decir has tenido que asumir la doble responsabilidad y no es fácil hacerlo en el mundo de hoy.

Yo te diría que los humanos nos sentimos muy liberados cuando, de cuando en cuando, le podemos pasar la responsabilidad de una situación al otro y en un matrimonio esto ocurre con frecuencia.
Lo único que hace uno es esquivar el problema y pasárselo al otro.
—-Andá….andá a hablar con tu madre. Mejor lo hablas con tu madre.
—-Porque no mejor lo consultas con tu padre. Me parece que esto son cosas que tu padre te podrá orientar mejor.
Lo único que ha hecho el padre y la madre es pasarle el problema al otro y eso en realidad tu no lo pudiste hacer, por eso he dicho antes que habías tenido que ser padre además de madre.

Y supongo que esta circunstancia de vida más de una vez te habrá acarreado angustia y preocupación.
Un aspecto importante en la vida del cónyuge que ha quedado solo, como es tu caso, es quizás el contacto o la relación con otras familias.
Cuando uno se queda solo parece que el mundo se termina pero al haber hijos la vida obliga a seguir, uno no puede dejarse estar.

Con respecto a los hijos debemos abandonar la idea de hacerlos a nuestra imagen y semejanza sino como Dios quiere y en eso los padres frecuentemente caemos en la tentación de empujarlos a parecernos en estudios, en gustos, en actitudes y a veces no sabemos encontrar la justa medida en esta actitud.

Hay que ir madurando en una actitud de desapego con respecto a los propios hijos y ello nos ayudará quizás a saber encontrar el momento de hablar o de callar. O porque no, el momento de intervenir con autoridad.
Hay que esforzarse por tener un amor que sabe esperar, que trata de comprender, que no tiene apuro. Por otro lado un amor que no tiene apuro es un amor que imita a Dios.

Dios es el gran paciente que sabe esperar siempre el momento para llegar a nosotros. Tenemos que imitarlo. A veces los padres somos demasiado apurados y no sabemos darle tiempo al tiempo.
Hay que darle tiempo al tiempo y tener paciencia y tener comprensión que no es confundir con debilidad. Una madre o un padre nunca son débiles cuando su circunstancia educativa les impone no ver ni oír ya que en definitiva es dar tiempo al tiempo.

Eso no significa un dejar pasar. Tú, madre educadora podrás dejar pasar aquel momento, porque crees que no es el más oportuno, pero seguramente, si eres madre educadora, sabrás esperar el momento de hablar. Son virtudes, el saber esperar y como tales dan fuerza. Una madre educadora que sabe esperar, es una virtud que le da una fuerza a su imagen sobre todo frente a sus propios hijos.
Te dará serenidad y sobre todo tus hijos serán los primeros en sentir un respeto que quizás no lo habías notado.

La relación con los hijos nunca debe mostrar signos de rebeldía aunque razones no nos falten y en tu caso, siendo viuda que tuviste sola que afrontar sola la educación de tus chicos, cuantas rebeldías habrás tenido que afrontar dentro de tu alma.
No permitas nunca….nunca……..que salgan a flote en tu relación con tus hijos.

Quizás esta es una página de vida que solamente la pueda enseñar tu condición de viuda.
Hasta Dios te da esta gran oportunidad de ser educadora de algo muy especial: no mostrar signos de rebeldía. No hay cosa más horrible que pretender educar a los hijos quejándose. La quejítis es una enfermedad muy de moda. No permitas nunca que tu, que quieres tener una fluida relación con tus hijos, aflore la quejitis en tu diálogo con ellos.

Piensa que si Dios permitió tu viudez, EL no dejará de darte la fuerza y la iluminación para seguir siendo madre educadora.
María de Nazaret vivió la parte mas importante de la vida de Jesús cuando ya no estaba su esposo José. Fue madre educadora no solo de Jesús sino también de aquella iglesia naciente de aquellos tiempos.
No tenía esposo en gran parte de su vida pero nunca María estuvo sola.

La relación con los hijos adolescentes es un periodo muy difícil, sería bueno que no lo vivieras sola y cuando digo que sería bueno que no lo vivieras sola no me estoy refiriendo a conocer otro compañero u otro esposo. No….no quiero que me interpretes mal. Me estoy refiriendo a que no lo vivas sola porque tendría mucha importancia la pequeña comunidad que ayuda y acompaña.

Una de las cosas hermosas que tiene el Movimiento Familiar Cristiano al cual en vida de mi esposa Lydia pertenecimos por más de 50 años, es que tiene pequeñas comunidades según cada circunstancia de vida. Hay grupos de viudas, de señoras solas por las variadas causas de vida..
Donde mejor tu puedes desahogarte, dónde mejor tu puedes dejarte de sentirte sola es juntándote una vez al mes con señoras que tienen tu misma problemática

Y donde no solamente se habla de cosas banales, sino que se reflexiona sobre hechos de vida, lo cual hace que se ayuden unas a otras a vivir y de esa manera alejan de su vida la desgracia del mundo de hoy: la soledad.

Salvador Casadevall
Escritor español, residente en Argentina, perteneciente al Movimiento Familiar Cristiano
Colaborador en www.educaciondivertida.com
salvadorcasadevall@yahoo.com.ar

REFLEXIONES DESDE LA FAMILIA………..para acompañar a vivir
Galardonado con la Gaviota de Oro-Mar del Plata 2007 Programa “Día Internacional de la Mujer”
Galardonado con la Rosa de Plata-Buenos Aires 2007 Programa “Navidad”
Galardonado con la Gaviota de Oro-Mar del Plata 2006 Programa “Día del Niño”
Mención especial Premio Magnificat-Buenos Aires 2005 Programa “Adultos Mayores”

Los libros I, III y IV son vendidos directamente por el autor con entrega certificada.

El libro II: Reflexiones desde la Familia…para acompañar a vivir ha sido editado por Credo ediciones y puede ser adquirido vía Morebooks https://www.morebooks.de/store/es/start
Indicar: Reflexiones desde la familia…para acompañar a vivir/Libro II
ISBN 978-3-639-52173-3…II

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