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Escritura en papel, dictados, ¿ desfasados ?

Parece que la escritura en papel y los dictados han quedado anticuados. Con el adiós a la escritura cursiva y de letras enlazadas, como propone Minna Harmamen, responsable de la oficina Central de educación en Helsinki, podemos pensar que en este momento, donde las nuevas metodologías imperan, aprender a escribir en papel requiere tiempo y energía necesarias para otros aprendizajes.

En este debate, algunos estudios apoyan la conveniencia de escribir en papel, ya que esto facilita la memorización de lo que anotamos, activándose en su ejecución tres regiones de nuestro cerebro . Por otra parte, nuestra caligrafía marca nuestra identidad.

En esta disyuntiva, el dictado es arrastrado como algo innecesario, ya que existe la corrección ortográfica en la escritura en teclado.

En Francia, donde en el siglo XIX el dictado era herramienta fundamental para desarrollar el arte de la caligrafía, decidiron eliminarlo considerándolo como obsoleto. Después de los malos resultados de las pruebas realizadas a los alumnos en el último curso, se ha recuperado, reconociéndose como necesario para mejorar la ortografía.

En España, aunque se marca como obligatorio en la última reforma educativa, son muchos lo que piensan que los dictados son aburridos y están desfasados.

Ciertamente, si pensamos en el dictado tradicional como que uno dicta y otro escribe textos, que a veces parecen absurdos, es normal que nos parezca desmotivador. Pero, si consideramos el dictado como una buena herramienta para trabajar el lenguaje con un enfoque más que de evaluación, de comunicación, haremos que el aprendizaje sea más innovador y divertido.

Para que nuestro dictado se convierta en una herramienta innovadora propongo:

El dictado sin palabras:
Podemos trabajar el vocabulario de la unidad. En una caja metemos tarjetas con imágenes. Las sacaremos al azar. La iremos mostrando a los alumnos que la escribirán. También pueden ser los propios alumnos los que la saquen. La corrección puede hacerse en grupo, marcando con color los errores.

Dictado en grupo:
Leemos el texto sin paradas ni cortes, una o dos veces. Los alumnos trabajan en grupos, escriben todo lo que pueden, dejando huecos que entre todos tratarán de rellenar con la información de sus compañeros.
El dictado será con frases sencillas sobre aspectos trabajados. Así trabajamos la memoria y la adecuación de una palabra por el contexto.

Dictado por parejas:
Se pegan las palabras o frases en un panel de la clase. Uno de los alumnos va al panel, memoriza el texto y vuelve para dictarselo a su compañero. Luego cambian los papeles. Cuando terminan van juntos a corregir el dictado mirando los textos. Trabajamos la memoria, la pronunciación y la colaboración.

Así, el dictado puede ayudarnos, no sólo a mejorar la ortografía, sino la creatividad, la colaboración, la expresión oral y escrita, la atención ………

Rosa Mª González Padilla. Málaga

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