Hoy día con los nuevos principios metodológicos que implican la acción del niño, que conllevan a una participación activa del alumno y que hacen que éste sea el protagonista de su propio proceso del binomio enseñanza – aprendizaje, siendo él capaz de desarrollar la competencia de aprender a aprender a raíz de las premisas y de las introducciones que provocan en él el maestro.
Debemos de remontarnos a finales del siglo XIX y principios del pasado en el que un ilustre sacerdote, jurista y pedagogo granadino, dio con la tecla para que saltara la chispa primero, en los más deprimidos para que se acercaran a la casa del saber y segundo que tuvieran interés en aprender temas que en un principio no eran de su utilidad, pues sus haciendas, por aquella época, no eran precisamente el de cultivar la sabiduría ni el aprender, sino que eran el poder comer todos los días y el sobrevivir en un sitio con unas condiciones muy desprotegidas.
Aquí nos encontramos en la barriada del Sacromonte, en el Albaycín Granadino y en la cuesta del Chapíz, donde se encuentra la Casa Madre de las Escuelas del Ave María, escuelas y metodología de D. Andrés Manjón y Manjón.
Es en ese colegio y casi todos los de este Patronato, dónde podemos encontrarnos jardines con mapas de España que se inundan y provocan la aparición de los mares y océanos que rodean nuestra península. Es allí dónde podemos encontrar un Sistema Solar que flota sobre las cabezas de los alumnos, en el que ven como los planetas orbitan sobre el astro Sol.
En el proyecto pedagógico de D. Andrés Manjón, tenía una importancia capital el maestro, no solo como enseñante, sino que él hablaba de que «no hay escuela sin maestro». Él daba mucha importancia a la formación de los maestros, pues decía que el maestro podía ser formador o deformador de caracteres.
La máxima de D. Andrés Manjón fue aprovechar la enciclopedia del aprendizaje del niño que radica en el juego y “enseñar jugando”. El quiso cambiar la enseñanza con unos principios que pienso son vigentes en la actualidad:
* Contra la ignorancia, la enseñanza.
* Contra la pobreza, el socorro.
* Contra la corrupción, la educación moral.
* Contra el escándalo público, la influencia social.
Además de los anteriores, se pueden añadir los siguientes principios que eran comunes a las escuelas del Ave María, como fueron llamadas las escuelas fundadas por el padre Andrés Manjón, a raíz de la primera escuela que creo en Granada en un carmen:
* Respeto a la naturalidad, la movilidad y el juego del niño.
* Respeto a la alegría, el alboroto, la risa, la inocencia y la expansión jubilosa.
* Respeto a la enseñanza en el campo y al aire libre.
* Valoración de los espacios alegres y soleados.
Según los principios “manjonianos” el juego es una de las principales necesidades del niño, es algo innato en su naturaleza activa, por ello se debe enseñar jugando, lo que ayudará a una mayor compresión y retención de la materia por parte de la mente del niño.
Otro pilar sobre el que se sustentaba este cambio radical de la enseñanza radicaba en la formación del maestro, el maestro tenía que ser un agente de formación, educadores en religión cristiana católica, tenía que ser habilidosos y saber educar mediante el juego, debían de educar en artes y música y además de tener una especial atención a la educación de los sentidos, él decía que:
“Quien educa a un niño o a treinta hace un bien; pero aún lo hace mucho mayor quien forma a un maestro, esto es, un educador de cientos y miles de niños que han de pasar por su escuela”.
Fotos copiadas de http://revista.muesca.es/index.php/articulos4/167-la-herencia-educativa-de-andres-manjon-aprender-jugando-en-las-escuelas-del-ave-maria?showall=1
Realizado por: Lorenzo Ruiz Antúnez