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LA INTELIGENCIA EMOCIONAL Y EL BOLÍGRAFO VERDE

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LA INTELIGENCIA EMOCIONAL Y EL BOLÍGRAFO VERDE

“Sólo es útil el conocimiento que nos hace mejores”. (Sócrates)

¿A alguien le gusta que le digan lo que hace mal? ¿Por qué seguimos pensando que sobre los errores se construye una parte del aprendizaje?

Es cierto que en ocasiones necesitamos saber que es aquello en que estamos fallando y conocer cuales de nuestros defectos debemos trabajar, pero ¿qué tal nos sentimos cuando nos halagan? Cuando alguien nos aprueba algún comportamiento o nos felicita por nuestro trabajo nos llena de satisfacción ¿verdad? Vivimos en una sociedad que está centrada en remarcar lo negativo para prosperar dejando atrás aquellos defectos que nos perjudican.

Ya desde el colegio introducimos esos patrones en nuestro vocabulario, nuestras evaluaciones y en nuestra manera de reconducir el comportamiento de alumnos que están mas acostumbrados a escuchar su lado negativo que el positivo.

Poco a poco (y afortunadamente) el concepto de inteligencia emocional va calando en la sociedad actual y en la educación de nuestros preciados alumnos.

Comparto con vosotros este tip porque me sorprendió la manera tan sencilla y eficaz que tenemos al alcance para cambiar uno de nuestros mayores errores como docentes. Seguramente ya lo habréis escuchado y muchos de vosotros tengáis diferentes métodos para reforzar lo positivo, pero por si acaso, ¡lo comparto!

¿Qué tendemos a hacer cuando corregimos? Es común remarcar los errores, tachar aquellos que no está bien e indicarlo, para que el alumno tienda a desechar lo que no es útil.

En toda mi carrera de estudiante desde el colegio hasta la Universidad no recuerdo ni un error de un examen, trabajo o proyecto. ¡No porque no los tuviera! Simplemente porque mi mente no consideró productivas aquellas anotaciones. Sin embargo, recuerdo con perfecta nitidez todos aquellos trabajos, exámenes y ejercicios en los que fui felicitada. Me ayudaron a creerme mis cualidades. Siempre somos mas conscientes de nuestros defectos y fracasos que de nuestras cualidades y virtudes. Tendemos a focalizar lo imperfecto.

Y llegados a este punto ¿que es lo que os propongo? ¡UN PEQUEÑO CAMBIO! Continuaremos con nuestros bolígrafo rojo en mano (¡¡intentando contenernos!!) pero tendremos también un bolígrafo verde a mano para resaltar todo aquello en lo que el alumno brilla, ya sea desde una letra perfectamente metida en su cuadrito para los mas pequeños, hasta una buena justificación de una respuesta en bachillerato.

Espero que os sea de utilidad, y sobretodo si lo ponéis en práctica que os proporcione los mismos resultados que a mi, que no son otros que alumnos motivados por repetir aquello por lo que fueron felicitados.

 

Ana Rosario de la Torre López

Primaria. Colegio de Linares.
Fuente original: http://verne.elpais.com/verne/2015/10/07/articulo/1444231771_661315.html

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