7 miradas sobre la Fiesta de la Presentación, 2
2.- LA NIÑA MARÍA: ¿nuestro mayor tesoro?
Cuando llegan las fiestas del colegio se vive de una manera especial la amistad, hay tiempo para disfrutarla y ponerla en valor y además es oportunidad propicia para demostrarla y vivirla.
Es uno de los valores que nuestros fundadores nos transmitieron. De hecho, Madre Fundadora eligió formar parte del proyecto de fundación de la Congregación porque sentía una especial y muy fuerte llamada de Dios en su interior a vivir la amistad con Dios en amistad con otras que compartían su misma vocación religiosa. No quería, ni sentía que podía, vivir su fe y el compromiso vital que conlleva, en solitario. Decía ella «es preferible hacer poco juntos, que mucho en solitario» Ella lo refería a su vocación a la vida consagrada, pero nos lo transmitió como parte del Carisma a todos los que después vamos viviendo la fe desde esta forma concreta de la espiritualidad de la Presentación. Era monja contemplativa en una época en la que esa vocación se vivía de forma individualista. Ella quería vivir en comunidad, una comunidad de amistad entre las hermanas y de amistad con Dios, para bien de una tarea y un compromiso: la educación.
En nuestros colegios, centros, comunidades buscamos (no siempre con la intensidad y valentía que deseamos, pero si con constancia y humildad) ser amigos, no solo compañeros de trabajo o estudios, o vecinos de oficina o aula, o padres que comparten tutoría. La amistad, vivida como la transmitió Jesús: con atención a las necesidades del amigo; llorando con él sus tristezas y acompañándolo en ellas y celebrando sus éxitos; perdonando hasta setenta veces siete si es necesario y volviendo a empezar (o por lo menos intentándolo). Y como la vivió María que con su existencia de muchacha humilde nos enseña que esta vivencia de la amistad se hace en lo cotidiano, en la sencillez de la casa, de las clases, de los patios, de los quehaceres cotidianos…Es, este entrenamiento en lo cotidiano lo que nos prepara a vivir y disfrutar de la amistad en momentos cultuales, como es la Fiesta de la Presentación; y en momentos especiales como cuando por diferentes motivos el dolor pone a prueba la amistad.
Todos los grandes sabios se han referido a la amistad. Todos han dedicado esfuerzos a descubrir el origen de esta relación especial. Es un centro de interés y atención de todas las culturas que traspasa épocas históricas y religiones, no es posesión ni de un tiempo, una cultura o una religión. Los seres humanos traban amistad, poco a poco, es verdad, pero cada uno posee dentro ese potencial de establecer amistad y cuando se encuentra y disfruta se encuentra un tesoro. En el corazón de la amistad hay una vocación a la unidad, a «religarse, a vincularse con otro ser humano concreto y único.
Ser amigo de alguien implica sufrir y reír con él, llorar cuando él llora, gozar cuando él lo hace, visitarlo cuando está enfermo, ayudarlo cuando lo azota la desgracia, consolarlo si la pena se instala en su corazón, ser su bastón, su guía cuando necesita de ti… por eso un amigo es un tesoro. Por eso, nuestra Niña María es nuestro tesoro: madre y amiga que nos invita siempre a poner los ojos en Jesús, nuestro camino, nuestra verdad, nuestra vida. En el amigo que da la vida por nosotros a quienes ya no nos llama siervos, sino amigos. «Haced lo que Él os diga» nos dice y entonces nuestra necesidad vacía e insípida, se convierte en el vino de la alegría, de la esperanza y de la amistad. ¡Felices y alegres fiestas de la Niña María!
Loly Corral María, pvm
Escuela Hogar Madre Teresa
*Cfr La amistad. Torralba Francesc. Editorial Milenio. Lleida 2012