Hoy veremos que nuestros pensamientos son un arma de doble filo.
Con ellos podemos morir de miedo, enfermar de pena, languidecer de aburrimiento, volvernos agresivos o simplemente contagiarnos de la tristeza de quienes nos rodean.
Con ellos podemos morir de miedo, enfermar de pena, languidecer de aburrimiento, volvernos agresivos o simplemente contagiarnos de la tristeza de quienes nos rodean.