La impactante foto de un niño inmigrante gritando en la estación de Budapest ofrece un interesante elemento de reflexión en nuestro país. Observa un sociólogo que las estaciones de tren enseñan mucho, y que esa va a ser la escuela donde doña inmigración y don exilio impartan sus disciplinas a los miles de refugiados que huyen de la miseria y de la tiranía.
Nunca he creído que con agrios y previsibles reproches comparativos se consiga construir un espíritu positivo que mejore lo que ya conocemos; sin embargo no solo la pobreza genera crisis, de hecho existen numerosos indicativos de la decadencia moral que genera la sociedad del desarrollo.
Hace poco trataba sobre la basura escolar como comentario a una imagen de bocadillos tirados en una papelera del colegio. http://proyectointegrado2bac.blogspot.com.es/2014/09/basura-escolar.html
El desprecio hacia los bienes materiales en la Europa de la abundancia es susceptible de ser denunciado empezando por el entorno más inmediato.
El reportaje que ilustra esta reflexión es un documental de 6’ que fue premiado en la sección de cortometrajes del Festival de Cine de Berlín hace algunos años. Siempre encuentro algún momento para proyectarlo en bachillerato porque, como decía Baltasar Gracián a mediados del XVII, de nada vale que el entendimiento se adelante, si el corazón se queda atrás. Realmente emocionante.
Salvador García Morgado