Carta a los Reyes magos por un juguete educativo
Queridos reyes magos:
Soy una mama extraviada en esta loca Navidad, quería empezar diciendo que este año me he portado especialmente bien, he luchado por cada derecho de mi hijo, para que el mundo que lo vea crecer sea un mundo justo e igualitario.
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Pero en esta ocasión reclamo vuestra atención por un asunto mundano que en estas fechas me quita el sueño: ¿Qué le regalo a mi pequeño?.
Cuando era bebe era “relativamente fácil”, me preocupaba sólo porque el juguete fuese coeducativo, no bélico, que no fuese plástico, preferentemente de madera, sin pinturas tóxicas, que estimulase sus sentidos, que desarrollara su imaginación.
Vamos, cositas de nada, finalmente le traíais el regalo y: ¡como acertábais! aún recuerdo su carita cuando veía la caja de cartón donde venía; como le gustaba esconderse, morderla, tumbarse encima…
Total, que esa etapa, por la que hemos pasado todos los papas y mamas, ya ha pasado, y ahora me encuentro en una muy difícil, en la que la influencia de catálogos llenos de páginas rosas y azules, limitan su carta a la mitad de una tienda, ya que los juguetes sólo sirven para niños o niñas, y eso es un problema, sobre todo cuando su mejor amiga es niña, y la tele les dice que lo que unió el destino, un “nenuco con carrito” o un “coche de carreras” lo separará.
Este año pido que leáis la letra pequeña de su carta, que no sólo os quedéis con la marca o el juguete que quiera.
Yo le pediré que escriba muchos juguetes y entre ellos seleccionad los que sean capaces de hacer que necesite menos juguetes, los que mejoren sus relaciones personales con otros niños y niñas, los que le hagan tener una actitud crítica ante los mensajes que le envían los medios de comunicación.
Pido juguetes que le ayuden a expresar sus emociones, ya que así adquirirá valores del mundo que le rodea.
No olvidéis que un libro, también es un juguete y que si no podéis traer muchos libros, siempre tenéis la opción de abrir las puertas de la biblioteca con un carnet de socio para que pueda tener mil.
Sus majestades, no olviden comprobar que el juguete que compran es adecuado en edad a la carta del niño o niña correspondiente.
Que es apropiado a su desarrollo físico y mental, y que reúne también las mínimas normas de seguridad de nuestro continente europeo, que ustedes son de Oriente y se pueden liar. Por supuesto un juguete, que desarrolle la creatividad, queremos un mundo con niños y niñas activos.
Querría recomendarles que no cargasen muchos los camellos, porque los masajes para camellos están muy caros y el exceso de juguetes mata la fantasía, fomenta el aburrimiento y el hastío, y no queremos que ocurra ni una cosa ni la otra.
Que dejen un mensaje a las familias que visiten, y es, que ningún juguete del mundo por caro que sea, sustituye a un papa o mama, así que no se preocupen por si les gustará o no, sino por cuanto rato jugarán con sus hijos o hijas con ese juguete.
No les entretengo más, que tendrán que leer miles de cartas. No se olviden de mi libro del Principito, que a mi niña le hace falta seguir soñando.
Estefanía Herrera