¡EDUCAR EN RESPONSABILIDAD!

La educación, en sí, es una actividad compleja, y más cuando hablamos de educar en responsabilidad. Y cuando esto se refiere a nuestros hijos, su complejidad se dispara. La educación no es tarea de unos días en los que se aplican unos principios o unas reglas o claves de actuación y ya está. Sino que debe de ser un camino, una misión, que ha de dilatarse en el tiempo y ha de ser de poquito en poquito. Es una tarea que tiene que ir calando como lo hace la gota de agua en la tierra, que va penetrando poco a poco, pero que va avanzando en su camino hasta llegar a su destino en el que se detiene y lo invade todo. Del mismo modo se debe de practicar tanto con el ejemplo como con el consejo a diario. Los niños se miran en sus padres como si fueran ellos sus espejos y su esquema de actuación viene dado, en su mayor parte y sobre todo cuando son más pequeños, por la forma de actuación de sus progenitores.

El ir haciendo a los niños responsables no tiene edad, hay que ir con ellos despacio, poco a poco haciéndoles compromisos en los que los niños se impliquen y vayan cogiendo y desarrollando actividades capaces de llevarlas a buen término. En general esa capacidad irá con la persona y con la decisión de los padres de que se vaya haciendo responsable. Hay niños que son más lanzados y son capaces de realizar tareas que otros, más mayores, ni si quiera se las plantean, bien por comodidad, bien por el clásico “…no te preocupes ya lo hago yo…” o cuando el niño te dice el clásico: “¿me lo puedes recoger? Y la contestación de los `papás’: sí, ya lo recojo yo.” Debemos de ir motivando la tarea encomendada, es una labor larga y difícil, pues muchas veces, la realidad, es que los padres lo hacen más funcional y rápido que ellos, … pero son ellos los que deben de aprender, no son los padres.

El ir haciéndoles responsables y hacerlo de forma creciente tiene su freno en ese exagerado arropamiento que sufren hoy los niños y que los únicos culpables somos los padres, en general, no viene como consecuencia de que nosotros cuando niños lo vivíamos si no que los padres actuales tienen un afán de “superprotección” del menor. No hagas esto, ten cuidado con aquello, … esta excesiva protección va haciendo que a la larga estemos creando unas almohadillas alrededor del niño que cuando éste se comienza a desligar de la familia, a salir con amigos, a hacerse su sitio en clase, en el cole en los mundos en los que él se esté integrando, en definitiva a enfrentarse cara a cara con una adversidad, no será capaz de afrontarla y mucho menos, o por lo menos así lo creo yo, salir airoso de ella.

En cambio cuando vamos haciendo logros en los compromisos, en formar su responsabilidad y tener sus obligaciones, (al ser más mayores), para con los demás, para la casa. Esa colaboración que conlleva un esfuerzo por su parte, una dedicación al bien común familiar hace que el niño crezca en autoestima, consiga la satisfacción del deber cumplido. Esto hará crecer al niño como persona, le hará tener unas herramientas que le ayudarán a afrontar dificultades y solventar situaciones de su vida cotidiana.

En definitiva el niño debe asumir ciertas facetas y desarrollarlas con éxito, esto también provocará un aumento de la confianza mutua y respeto entre progenitor e hijo con lo que la relación entre padres e hijos, cuando vaya creciendo en dificultad se allanará debido a esos lazos de confianza y éxito compartido que los conectan, me refiero a esa época de la preadolescencia, adolescencia y albores de la juventud (tan difícil de gestionar).

Es fundamental que los niños vean que tenemos confianza en ellos, pues esto hace que la gestión de su responsabilidad la lleven mejor acabo y por tanto estaremos fomentando su autoestima y su satisfacción por el deber cumplido. También podremos mediante la responsabilidad hacerles ver a el que el esfuerzo tiene su premio, eso cuesta mucho, pero a la larga los más pequeños lo van comprendiendo.

La Educación en Responsabilidad es larga, dura, complicada, dificultosa, pero a la larga está llena de superaciones, logros, éxitos y satisfacciones.

Realizado por: Lorenzo Ruiz Antúnez

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