¡Te regalo un cuento!

¡Te regalo un cuento!

La Navidad es sinónimo de esperanza y en esta etapa esperanzadora no podían faltar los cuentos. Un cuento alegra el alma, calma la tristeza y ensancha el corazón.

Un cuento huele a calor familiar, a chimenea, y a caricias. Leer un cuento significa que hemos tenido tiempo para pararnos, para saborear una ilusión, que hemos dejado de correr, de pensar en miles de cosas y que por un momento hemos sido capaces de disfrutar de la magia de las palabras.

Hoy os quiero dedicar este cuento, con la ilusión de regalaros palabras, experiencias y emociones. Sin vosotros al otro lado del río sería imposible que esta historia del viejo Sebastián, creador de historias, cobrara sentido.

El origen de los cuentos no se conoce muy bien, puede ser casi tan antiguo como el hombre mismo aunque hay quien los data aproximadamente en unos cuatro mil años y sabemos que nos han ido llegando a través de la tradición oral de cada país, de cada cultura y muchos se decantan en señalar en Oriente uno de los ejes geográficos más importantes del origen de los cuentos.

En la época en la que no se sabía leer ni escribir, los personajes de los cuentos pudieron ser muy bien los portadores del pensar y del sentir de la época, de esta manera, presumiblemente, los cuentos pudieron ser contados por miles de personas y ser permanentemente modificados. Más tarde, algún autor los recopiló y los escribió y así han llegado hasta nosotros.

Tenemos precedentes en los diferentes países que ilustran este hecho: En España Don Juan Manuel lo hizo a través de “El Conde Lucanor”. En Inglaterra, Chaucer con “Los Cuentos de Canterbury” y más tarde Charles Dickens. En el mundo árabe con “Las mil y una noches”, que no es sino una célebre recopilación medieval en lengua árabe de cuentos tradicionales de Oriente medio.

Los Hermanos Grimm fueron el referente alemán, Charles Perrault el referente francés. Y podríamos elaborar una lista larguísima con los contadores de cuentos más importantes de la Literatura Universal dentro de la que no podemos olvidar a los maravillosos  escritores latinoamericanos (abajo dejo el enlace).

Rimbaud dijo que “el cuento es la visión instantánea que nos hace descubrir lo desconocido en el corazón mismo de lo inmediato”. Según Flannery O´Connor: “Ningún lector creerá nada de la historia que el autor narra, a menos que se le permita experimentar situaciones y sentimientos concretos”.

¿Quién no guarda en el corazón su cuento preferido? Habría que reflexionar por qué lo es. Y no estaría mal intentar situarnos en la felicidad de la infancia, en el momento en que aquel cuento nos pudo ser contado por primera vez. Incluso a lo mejor no nos cuesta mucho trabajo recordar quién pudo habérnoslo contado.

Contarles cuentos a los niños favorece sus capacidades y su desarrollo evolutivo. Les ayudan a crecer. Es innegable su importancia y además, su magia y su belleza no tienen precio. Los cuentos curan, y ¡cuántas veces un cuento o una bonita historia no nos han curado el alma!

A todos vosotros os dedico este relato titulado “El hacedor de historias y que el poder de la palabra nos alegre el alma una vez más. Va para todos vosotros,para los que confiáis, para los que seguís soñando, para los que tejéis alas de mariposa y para los que sentís que el trabajo de profesor todavía conserva algo mágico.

¡¡Feliz Navidad!!

Enlaces de interés:

Mercedes
Colegio de La Presentación Granada

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