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¡Todos necesitamos ayuda!

¡Todos necesitamos ayuda!

Para la mayoría de nosotros es un nuevo reto afrontar la importancia de las tutorías con los alumnos en la escuela. A continuación se muestra una dinámica que podemos utilizar para trabajar el valor de la ayuda en el primer ciclo de primaria.

Se parte de la lectura de un cuento “El árbol que no tenía hojas” con el que los alumnos pueden aprender lo importante que es ayudar a los demás para sentirse felices. Trabajaremos este valor en dos sesiones.

En la primera, colocaremos en el aula, un árbol triste sin hojas que posteriormente los alumnos decorarán. Todos los alumnos lo observarán y a continuación se leerá el cuento.

Una vez escuchado el cuento, repartiremos personajes entre los alumnos (Nube, Sol, Viento Gris…) y lo escenificaran con el objetivo de hacerlos partícipes de lo que ocurre cuando alguien se siente sólo, pide ayuda, pero no la recibe por parte de los demás.

En una segunda sesión, se repartirá a los alumnos diferentes hojas de colores en las que los niños escribirán cosas que ellos pueden hacer para ayudar a que los demás se sientan felices. Por último cada uno colocará su hoja de color en el árbol (triste) diciendo en voz alta lo que él puede hacer para conseguir que ese “árbol” esté contento y todos juntos valoraremos sobre lo importante que es ayudar a los demás.

 

EL ARBOL QUE NO TENIA HOJAS

Érase una vez un árbol que no tenía hojas. Estaba sólo y triste en el campo.

Un día oyó decir a unos niños:
– ¡Qué árbol tan triste! No tiene ni una hoja.
– ¿Quién podrá darme hojas? – se preguntó el árbol.

Entonces, el árbol pidió ayuda al Sol:
– Tú, que eres tan poderoso, ¿puedes darme hojas?
– Yo no puedo dar hojas a los árboles. Ve tú a buscarlas – Contestó el Sol.

Y el arbolito, muy triste dijo:
– No puedo. Mis pies están hundidos en la tierra.

Después, el árbol pidió ayuda al Viento Gris:
– Tú, que eres tan poderoso, ¡dame algunas hojas!

Y el Viento Gris le contestó:
-Yo, se quitar las hojas de los árboles, pero no sé cómo se ponen. No puedo ayudarte.

Un día pasó la nube y el árbol le dijo:
– Señora Nube, mis pies están hundidos en la tierra, ¿puedes darme hojas para adornar mis ramas?

La Nube lo miró tristemente y dijo:
– Yo no puedo darte hojas. Yo solo sé llorar. Voy a llorar por ti para que venga el arcoíris a consolarte.

Y la Nube se alejó llorando y se lamentaba:
– ¡Ay, qué pena! ¡Un arbolito que no tiene hojas!

Pero un buen día volvieron los niños dispuestos a ayudar al arbolito.
– ¡Vamos a adornar este árbol! -dijeron los niños muy decididos. Trajeron papeles de colores: rojo, verde, azul, amarillo…

Recortaron hojas y las fueron pegando en el arbolito. ¡Y el árbol quedó precioso!

Y pasó el Sol y se quedó mirando. Nunca había visto un árbol tan hermoso.
– ¡Qué árbol tan hermoso! ¡Qué hojas tan bonitas tiene! – dijo el Sol.

Y pasó el Viento Gris y se paró en seco…

Y dio una vuelta para no arrancar las hojas del árbol.

Finalmente, pasó la Nube. Y dijo.
– ¡Qué pena! ¡Ya no podré llorar más por este arbolito! Y la señora Nube se marchó con sus lágrimas a otra parte.

Y el árbol sin hojas, ya está muy contento,

Con sus hojas de colores, que son un genial invento.
Fernando Alonso.
En: Superlibros.
Ed. Santillana. España, 1989

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