7 ideas sobre la Fiesta de la Presentación, 6

7 ideas sobre la Fiesta de la Presentación, 6

6.- LA NIÑA MARÍA y la humildad cósmica

En estos días estamos pensando mucho en la fiesta de la Presentación, compartir 7 ideas sobre ella, es poquito pero ayuda a entenderla.

Niña María
Niña María, detalle
Escuela Hogar Madre Teresa, Granada

Entre las actitudes de María en su Presentación está la humildad, como conciencia de su papel en la historia, y concretamente en la historia de amor de Dios y la humanidad. Como estamos viendo en los últimos tiempos, muy pocos, entre los hombres y mujeres de este siglo, nos estamos enterando de qué va eso de que Dios mantiene una historia de amor, vida, fidelidad y libertad con la humanidad. Ese Dios

profundamente libertador y amoroso es exigente y comprometido y por eso escuece y muchos prefieren inventarse el suyo propio y pregonarlo como el auténtico. Pues eso, que no somos dioses, y que la humildad es una virtud que valora la experiencia de saber y asumir el justo valor, el justo lugar y el justo papel mío y de los demás. Nuestros fundadores lo descubrieron como una de las columnas madres de la espiritualidad de la Presentación y así nos la trasmitieron.

Precisamente en estos tiempos de crisis es posible que la vocación, la llamada más específicamente humana sea la de una nueva humildad. Redescubrir con valentía que lo que estamos celebrando en nuestros centros es la valentía y entereza de una mujer que nos precedió y nos acompaña. Aprender a ser humildes como la Niña María pasa, hoy en este siglo XXI, por hacernos conscientes de quienes somos dentro del conjunto del mundo, de quienes somos con respecto a Dios, de quienes somos en un hábitat que no es sólo humano, sino que es nuestra comunidad. Y arrodillarnos con ternura y profundo respeto ante la realidad.

En esta sexta idea sobre nuestra fiesta y con los acontecimientos  históricos que la enmarcan, en este noviembre de 2015, me gustaría compartir un párrafo sobre espiritualidad de F. Torralba* e invitarnos a sacar las propias consecuencias personales en forma de una vida más humilde, con una «humildad cósmica» dice así:

«La crisis ecológica no es sólo el fracaso del proceso modernizador, también es una derrota de la imaginación. Necesitamos una manera nueva de entender la relación del ser humano con la naturaleza. Nos hace falta una nueva espiritualidad y una actitud distinta: la humildad cósmica. La situación actual del planeta hace evidente el batacazo del modelo desarrollista. Nos enfrentamos a una crisis global en la que la degradación medioambiental constituye solo uno de los componentes de un drama mucho mayor: el agotamiento de los recursos no renovables, los abismales niveles de pobreza, el enorme grado de exclusión e injusticia social, conflictos armados, la corrupción generalizada y la pérdida de las viejas maneras de mirar el mundo.

Como reacción al procesos de explotación ha nacido una nueva forma de espiritualidad: la eco-espiritualidad o conciencia de que la naturaleza no es solo una fuente de sustento, sino también origen de las satisfacciones emocionales y artísticas más hondas. La Tierra exige que la humanidad asuma una responsabilidad que nunca ha tomado.  Se traduce en un modo de vivir con austeridad, basado en la simplicidad voluntaria y en viejas virtudes estoicas y cristianas, como la sobriedad, la mesura y la humildad. El consumo desenfrenado ha llevado al mundo a la bancarrota; tenemos que recuperar el espíritu de los presocráticos y aprender a vivir sencillamente  para que otros puedan sencillamente vivir.

Lo bueno de la eco-espiritualidad es que sus estructuras restrictivas permiten concentrarse en aquello que es bueno, saludable y bello, potenciando un sentido de liberación de las adicciones y actitudes consumistas que solo ahora se revelan por lo que son: aberrantes ataduras mentales y emocionales.. El comportamiento no violento y compasivo que se deriva de ella, queda reflejado en la manera de tratar el medio ambiente y a todos los organismos vivos. Debemos recuperar el sentido de lo sacro, de la admiración y del misterio.

La humildad nos invita a estar de duelo, reconociendo que no disponemos de lo que hemos amado y abriéndonos a la realidad de la pérdida. la humildad nos conduce al límite de lo que debe ser el hombre, recordándonos nuestra pequeñez y grandeza. Una humildad cósmica que no tiene que abocarnos a la pasividad o a la resignación, sino a un tenaz trabajo en común; solos nada podemos hacer»

Loly Corral María pvm

Escuela Hogar Madre Teresa, Granada

 *Cfr. La espiritualidad. Torralba Francesc. Editorial Milenio. Lleida 2012

 

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