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7 ideas sobre la Fiesta de la Presentación, 7

7 ideas sobre la Fiesta de la Presentación, 7

7.- Belleza y unidad en la NIÑA MARÍA

“La belleza salvará el mundo” dejó escrito Dostoyevski, expresión sorprendente en un autor que escrudiñó las zonas más oscuras e incluso perversas del alma humana, pero a la vez fue un buscador incansable de la belleza. En estos días ya muy próximos a la festividad de la Presentación de la Virgen, seguro que entendemos mejor la expresión del escritor ruso. Pues contemplar a la Niña María en cualquiera de las vertientes en las que se le puede contemplar, es una experiencia de belleza que nos lleva a intuir la certeza de que la belleza que ella emana puede salvar el mundo.

Niña María, detalle
Escuela Hogar Madre Teresa, Granada

La imagen de María en su niñez, además ligeramente diferente en cada colegio, pues hasta muy tarde no hemos tenido un molde común, no es una hermosísima obra de arte, aun cuando es preciosa. Tiene su verdadera belleza en el cariño que le tenemos, en los recuerdos y la ternura que nos suscita, en la experiencia de acompañados y guiados por nuestra Madre que desde pequeños -la mayoría de los que nos consideramos familia de la Presentación-  tenemos.

Su belleza está en los valores y en los rasgos carismáticos que de ella aprendemos cada día. Belleza es también la fraternidad y la alegría sencillas que se viven cada año, aunque haga diez, veinte o treinta años que te has ido del colegio; o que lleves diez, veinte, treinta o cuarenta años celebrándola, sin salir del colegio, porque en el camino descubriste que la espiritualidad, vida comunitaria y misión de la Presentación era tu modo de vivir en el mundo y tu camino de felicidad, soñado por Dios para ti.

¿De dónde brota la belleza de María? Dice F. Torralba* que “la belleza radica en la unidad” y en María es evidente. La unidad se opone directamente a la fragmentación, la división, la marginación, segregación… María en su unidad total con Dios, a quien escuchó y de quien se fio, sin fisuras; con quien mantuvo una unidad indiscutible, la de una madre con su hijo; y de quien recibió con valentía y disponibilidad total, toda la riqueza propia de Dios, saca de Él su belleza y la belleza de su mensaje.

La unidad es el testamento de Jesús: «Padre que todos sean uno» (Jn 17, 21) y nuestros fundadores, al acoger la llamada de Dios para poner en marcha la Presentación, expresaron un fuerte deseo y un profundo sentido de fraternidad y unidad. Expresada en la vida religiosa en la importancia de la vida comunitaria. Por este motivo dejaron como regla de vida la Regla de San Agustín basada en la experiencia de las primeras comunidades cristianas que tenían un solo corazón y una sola alma en Dios.

Esta fraternidad, este sentido de unidad, en palabras de nuestro fundador, está basada sobre todo  en:

Bien entendida la unidad nunca despoja de lo específico y más auténtico de cada identidad propia, al contrario la enriquece y hace resaltar, la respeta.  Celebrar la fiesta de la Presentación en un contexto multicultural, multirreligioso, globalizado exige poner al servicio nuestra llamada carismática a la unidad. El motivo central de la belleza de las comunidades humanas es su pluralidad. Aunque a veces las diferencias provocan confusión y dificultades grandes, la belleza de un grupo humano reside en la diversidad de los miembros que la integran, en su unidad, en la capacidad de diálogo. Debemos estar vigilantes porque el miedo y la soberbia atentan contra la unidad.

Que María Niña, en su fiesta de la Presentación y cada día, nos ilumine el camino de la unidad, para que podamos dejar en herencia a quienes cantarán detrás de nosotros un mundo salvado, un mundo lleno de belleza.

¡Felices y alegres fiestas de la Niña María! ¡Solidarias, comprometidas y contagiosas fiestas de la Niña María para cuantos hoy, en pleno siglo XXI, aun no pueden festejar nada! Que la unidad, vínculo de la paz sea una realidad, empezando por nuestro corazón. Amén

Loly Corral María pvm
Escuela Hogar Madre Teresa, Granada

*Cfr. La belleza. Torralba Francesc. Editorial Milenio. Lleida 2012

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