El recreo, ¿otra asignatura?
La revista digital para profesionales de la enseñanza nos muestra en siguiente artículo:
Bajo el concepto de acción de Piaget, que incluye tanto la conducta motora, como los procesos mentales interno
los espacios exteriores de la escuela deben ser concebidos como espacios para ACCIÓN – INTERVENCIÓN, como medio de conocimiento de las personas.
En estas edades, el aprendizaje tiene un fuerte componente sensomotriz: moviéndose, sintiendo, manipulando, investigando… se asimila la realidad, se hace propia y se realizan avances en el desarrollo.
Un espacio dotado de elementos adecuados, la propia necesidad y el placer que sienten los niños por poner en movimiento su cuerpo van aire libre, en un ambiente afectivo adecuado, puede ser una buena forma de garantizar un equilibrado y sano desarrollo psicomotor. En estas edades, en las que la formación del Yo, y el establecimiento de vínculos estables de relación es tan importante, los espacios exteriores deben fortalecer la creación de grupos afines, a la vez el respeto y la colaboración con miembros exteriores a estos.
Un espacio exterior bien estructurado debe brindar ocasiones para estar cerca o lejos de los adultos, para jugar en grandes grupos, pequeños grupos, o aisladamente si se prefiere. También puede ofrecer elementos y experiencias que aportarán vivencias muy afectivas y gratificantes, como puede ser la observación de insectos u otros animales, la observación de fenómenos naturales (lluvia, nieve, viento…), el juego con barro y agua, y un sinfín más de experiencias que son imposibles o muy complejas en el interior, además de producirse fuera de su contexto natural.
La observación sistemática, la experimentación e intervención sobre los elementos y sucesos del patio, favorecerá la formulación de interrogantes e hipótesis que pongan en camino, a niños y niñas, de descubrir las interdependencias existentes. El patio nos puede ofrecer un medio idóneo para globalizar, al parecer, multitud de temas interconectados y ofrecer vivencias muy intensas para los propios intereses de los niños. Partir de estos y basarse en su propia actividad como factor clave de su desarrollo, llevará al establecimiento de interrogantes e incitará a la investigación del niño desde lo que sabe y se atreve hasta lo que descubre y logra, consiguiendo así aprendizajes significativos.
Elena Ruiz Casilda
Colegio de Linares