Corre, vuelta, no te detengas
Es algo que todos sabemos de algún modo, pero que puede que nadie te haya explicado nunca. Si tú a tu hijo, antes de una carrera, le dices: “- te vas a caer. Tú no vales para esto.” Ese niño se va a caer. No hay más opciones. Porque le has hecho creer que es posible y hay algo que le empuja a cumplir la profecía.
Pero si en lugar de eso, a ese mismo niño le dices:” Corre, Vuela, No te Detengas, y si te caes, aquí estoy yo para levantarte.” Ese niño jugara mejor que si nunca le hubieras dicho nada.
Hay una responsabilidad ineludible en cómo hablamos, en cómo tratamos a los demás porque nuestras palabras tienen un poder más grande de lo que nunca hubiéramos imaginado.
Cada día tienes la opción de cortar las alas de los demás hablando del miedo y de la incertidumbre. O puedes dejar que tus palabras les empujen hacia sus metas confiando en la capacidad infinita que hay dentro de todo ser humano.
Se conoce como Efecto Pigmalión (El efecto pigmalión es uno de los sucesos que describe cómo la creencia que una persona tiene sobre otra puede influir en el rendimiento de esta otra persona) y funciona en cualquier momento de nuestras vidas.
Samuel Hervás Romero