El árbol del mes. Octubre: Granado
Ya estamos en el mes de octubre y en el mercado podemos ver, junto con otros frutos de otoño, la granada.
Esta fruta se forma en un arbusto o en un pequeño árbol (de 3 a 6 m de altura), que podemos ver no solo en huertos, donde se cultiva, sino también en cunetas, setos y ribazos, en los que crecen de forma subespontánea. En parques y jardines son plantados con función ornamental.
La ciudad de Granada, fundada en el siglo X, recibió este nombre por esta fruta, y por ello aparece en el escudo de armas de la ciudad y hay un precioso ejemplar en el centro de Puerta Real. También aparece en el escudo de España desde 1492.
Su nombre científico fue establecido por Carlos Linneo. Punica proviene del latín pūnĭcum, que hace referencia a los fenicios, quienes promovieron de forma muy activa su cultivo y los que la introdujeron en Roma. Para los romanos la granada era la manzana púnica. Esta palabra aparece también en las guerras púnicas entre Roma y Cartago, ciudad fundada por los fenicios. Por otro lado, granatum deriva también del latín, de grānātus, que significa “con abundantes granos”.
Este árbol caducifolio florece de mayo a julio, aunque hay variedades que lo hacen más tarde. Las flores son grandes, de color rojo, acampanadas, si bien hay variedades matizadas en blanco. El fruto es tipo baya, denominado “balausta”, con forma globosa, de 5-15 cm de diámetro, con la piel coriáceo de color amarillento a rojizo. En su interior hay numerosas semillas envueltas en una pulpa comestible, de un color que va desde el blanco al rojo granate. Se cultivan diferentes variedades, con distinto tamaño de la semilla y con sabores más ácidos o más dulces. Cuanto más grande sea el fruto más jugosa será la pulpa.
Las hojas son simples, entre lanceoladas y oblongas, caducas, de un verde amarillento, que se vuelven amarillas y naranjas en otoño antes de caer (es caducifolio). Corteza resquebrajada. Hay que tener cuidado con sus ramas, pues es un árbol o arbusto más o menos espinoso.
El origen de esta planta se extiende desde lrán hasta el Himalaya y ha sido cultivado desde los tiempos más remotos, y así hay testimonios de su consumo y uso en todos los documentos antiguos: había granados en los jardines colgantes de Babilonia, y los babilonios creían que masticar sus granos antes de las batallas los hacía invencibles; los egipcios preparaban con su jugo un vino con ligero sabor a frambuesa, y eran enterrados con granadas.La Biblia también hace referencia a este fruto en numerosas ocasiones ( por ejemplo, Cantar de los Cantares 4). En Roma era habitual que las novias llevasen un tocado de ramas de granado, al ser símbolo de fertilidad y fecundidad por la gran cantidad de pepitas que tiene la granada. En las zonas desérticas era muy apreciada, al estar protegida de la desecación por su piel gruesa y coriácea, lo que permitía que las caravanas pudieran transportar su fruta grandes distancias, conservando sus cualidades. También desde la antigüedad se conocían sus propiedades terapéuticas y culinarias. Hipócrates recomendaba el juga de la granada contra la fiebre y como fortificante contra la enfermedad.
La granada se come fresca, grano a grano, o en sorbetes, bebidas, jarabe de granadina. Éste se confecciona a partir de las variedades ácidas que le dan un sabor dulce y ligeramente acidulado. Es un ingrediente de la cocina libanesa, india, iraní, mejicana (chiles en nogada),… Os dejo ahora una receta de ensalada de invierno de Karlos Arguiñano en la que aparece:
Marian Goicoechea Acosta
Departamento de Ciencias Naturales
Colegio La Presentación de Granada
