INTELIGENCIA EMOCIONAL. LA DIMENSIÓN AFECTIVA DEL APRENDIZAJE
En materia de inteligencia emocional juega un papel muy importante la dimensión afectiva del aprendizaje. ¿De qué manera puede utilizar el profesor/maestro la Inteligencia Emocional para ayudar a sus alumnos a estudiar y aprender eficazmente?
La buena disposición de un niño o un adolescente, en la escuela, depende del más básico de todos los conocimientos, el de CÓMO aprender.
En un informe del National Center for Clinical Infant Programs de los EE.UU., del año 1992, se cita una lista de siete ingredientes claves de esta capacidad crucial, todos ellos relacionados con la Inteligencia Emocional:
- CONFIANZA.
La sensación de controlar y dominar el propio cuerpo, las sensaciones que se experimentan y la comprensión del mundo; la sensación del niño de que lo más probable es que no fracase en lo que se propone, y de que los adultos serán amables.
2. CURIOSIDAD.
La sensación de que descubrir cosas es algo positivo y conduce al placer.
3. INTENCIONALIDAD.
El deseo y la capacidad de producir un impacto, y de actuar al respecto con persistencia. Esto está relacionado con una sensación de competencia, de ser eficaz.
4. AUTOCONTROL.
La capacidad de modular y dominar las propias acciones de maneras apropiadas a la edad; una sensación de control interno.
5. RELACIÓN.
La capacidad de comprometerse con otros, basada en la sensación de ser comprendido y de comprender a los demás.
6. CAPACIDAD DE COMUNICACIÓN.
El deseo y la capacidad de intercambiar verbalmente ideas, sentimientos y conceptos con los demás. Esto está relacionado con una sensación de confianza en los demás y de placer en comprometerse con los demás, incluso con los adultos.
7. COOPERATIVIDAD.
La capacidad de equilibrar las propias necesidades con las de los demás en una actividad grupal.
(Fuente: www.inteligencia-emocional.org)
Así, según Paola Delgado, Andrea Ibieta & Felipe Pino, podemos decir que los procesos de aprendizaje están altamente influidos por los procesos afectivos que se encuentran en la base. De hecho, no sólo por los procesos afectivos de los niños, sino también, por el de los profesores que hacen las clases, quienes al estar motivados, siendo innovadores, promoviendo el afecto y comprensión en sus alumnos, serán profesores que formarán mejores estudiantes e influirán para generar un desarrollo afectivo y social mucho más sanos en los niños.
Belén Palomares Yagüe. Educación Infantil. Madrid.
