Inteligencia Emocional (QE)
QE, Inteligencia Emocional. Muchas veces se oye hablar de ella y consiste en la capacidad de percibir, analizar y valorar las emociones ajenas y las propias.
Esto nos sirve para comprender mejor a los demás y a nosotros mismos.
El término Inteligencia Emocional nació en 1990 gracias a los psicólogos John D. Mayer y Peter Salovey, pero ¿es innata o por el contrario se puede desarrollar?
La psiquiatra de fama internacional Norman Rosenthal, en su libro titulado “The Emotional Revolutión” piensa que se puede mejorar nuestra inteligencia emocional de diez maneras:
1.- Aprender a preguntarse cómo nos sentimos: No huir de nuestras emociones; buscar tiempo para explorarnos sin distracciones y con sinceridad.
2.- No tener prisa por juzgar las emociones: dejar que afloren dentro de nosotros, tratar de comprender los motivos.
3.- Buscar las conexiones: pregúntate en qué momento te has sentido igual, sobre todo cuando llega una emoción difícil.
4.- Hay una conexión entre emociones y pensamientos: a veces las emociones surgen a partir de pensamientos que nos atormentan. Probemos a sintetizar las emociones y buscar su origen.
5.- Ser conscientes de los mensajes del cuerpo: todas nuestras emociones se reflejan en el cuerpo, en el rostro en los gestos.
6.- Preguntar a los demás: somos muy celosos de nuestras emociones y a veces no podemos identificarlas. Busca a alguien de tu confianza y pregúntale como te ve.
7.- También nos habla nuestro inconsciente: a través de los sueños afloran nuestros temores y aquello que nos preocupa. Anótalo durante unos días. Quizás se desvele el origen de tu emoción.
8.- Valorar nuestro bienestar: preguntarnos cómo estamos y valorarlo del 1 al 100. Conectar bienestar con emociones para primar aquellas que nos reportan un mayor grado de felicidad.
9.- Escribir las emociones y los sentimientos: nos ayudará a reconocerlas el ponerle nombre. Poco a poco nos costará menos ser conscientes de lo que sentimos.
10.- El mundo nos ofrece estímulos: analizarse a sí mismo es una tarea íntima, pero no olvidemos que el mundo, la gente que nos rodea, nos ofrece estímulos útiles. Aprende a sonreir, a imitar aquellas actitudes que admiramos en los demás y que pensamos les hace más felices.
(Sobre un artículo de Marta Albè en www.greenme.it)
Fco. Javier Peinado Ruiz
Colegio de Linares